miércoles, 8 de noviembre de 2017

Nuestra primera lobacampada

La primera acampada siempre es especial. Tanto para los lobatos que ya llevan un tiempo caminando por la Selva de Seeonee como para los nuevos lobeznos, quienes están descubriendo este mundo lobatero. No se puede ocultar el nerviosismo y la emoción ¡de todos!: lobeznos, lobatos, viejos lobos y familias. 


El sábado al llegar saludamos a todos los demás hermanos y hermanas scouts de la gran -gran- familia del 217 y dispusimos a elegir nuestras habitaciones. Luego salimos en ruta; vaya que la vida es mas triste sin salir a caminar a la manera scout y sobretodo lobatera.

Parafraseando a Lanz (de los scouters de Tropa Fuentenueva) no existe la humedad sino la gente mal preparada. Y como los lobatos siempre nos esforzamos por hacer siempre lo mejor disfrutamos de las gotas que las nubes nos dejaban a su paso.

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Ya organizamos nuestras seisenas y empezamos a trabajar, a jugar, a comer y a cepillarnos los dientes a tope con ellas. 

A pesar que no nos molesta la lluvia, no la extrañamos demasiado el domingo que convivimos con el señor sol. Nos juntamos con nuestros hermanos lobatos de Madrid, la manada Kiowa, para pasar un rato muy guay jugando, conociéndonos y haciendo un taller muy chulo. ¡Que se repita!

Dos días se hacen cortos, pero ya viene nuestra segunda acampada. Ya comenzamos la cuenta regresiva.

Siempre Lo Mejor,

Los viejos Lobos.- 

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